
Aprender programación puede ser bastante árido para todo aquel cuyo interés por la materia sea circunstancial, temporal o casual. En uno de mis intentos por dominar Python, el lenguaje de programación más cómico, y algo lento, de la industria, me topé con un libro llamado Make your own Python text adventure, con el que piqué código, o mejor dicho, copié centenares de líneas de código para no obtener nada potable, más por mi falta de destreza que por la calidad del texto. Tampoco puedo asegurarlo.En cualquier caso, una de las opciones que se desgranaban en sus páginas, la de recibir texto por consola y responder a él, me dio una idea cuando, tras...