"Zapeando" por distintos canales de Youtube, di a parar con un vídeo del inefable Bruno Sol, Némesis para los más viejos del lugar, y el Keanu Reeves español para todo aquel que haya tenido ocasión de escucharle en las múltiples apariciones en las que se prodiga últimamente. Hablaba en esta ocasión de revistas de videojuegos de importacion y me quedé fascinado con las, pocas, revistas japonesas que mostró de su colección.
Al día siguiente, entré al "Archivo de Internet" para ver si tenían guardada alguna de estas publicaciones. Además de algún número de la archiconocida Famitsu, descubrí la existencia de Journal, una revista dedicada a juegos nipones de ordenadores como el MSX2, el PC-98, X68000 y demás. Me bastó un somero vistazo a un par de páginas para convencerme de descargar todos los números que estuvieran disponibles. Ojeando sus coloridas páginas me invadió la ilusión de cuando, siendo crío, me zambullía en las inabarcables páginas de Micromanía, con la imaginación desbocada por los pantallazos de unos juegos para los que no tenía máquina en la que disfrutarlos.
Mi japonés, más allá de unos cuantos vocablos, es nulo, así que no tengo ni idea de qué trataban los RPG y las novelas visuales de estética manga que se sucedían página tras página. Tras terminar con el primer número, la tristeza me acogió en su seno pues me hubiera gustado ver en su época tamaña explosión de títulos y géneros alejados de las masas.
Hoy día, con la simplificacion de las herramientas de desarrollo, estamos asistiendo, por suerte, a una eclosión de nuevos juegos alejados de las producciones triple A, y no me refiero en exclusiva a los indies, sino a los títulos creados por aficionados sin pretensión económica alguna, que tratan todo tipo de problemáticas, géneros y mecánicas. ¿Y qué más da que se repitan? La cuestión es hacer juegos que respondan a las motivaciones de sus creadores, con miradas personales, distintos estilos visuales e infinitas historias, para que cuando un chaval navegue por su blog de videojuegos de referencia o vea el canal de su youtuber favorito, lo haga con la ilusión de quien tiene un mundo de posibilidades para explorar.
Así que, ¡cread sin importar el resultado! Si teneis una idea y sois poco duchos en programación, composición de música o diseño de arte, preguntad, seguro que hay alguien dispuestos a echaros una mano.
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