En "La zona muerta", un aterrador Christopher Walken intentaba atentar contra un candidato a la presidencia de los Estados Unidos pues en sus visiones futuristas, veía cómo este, habiendo ganado las elecciones, comenzaba una guerra nuclear que llevaría al planeta a su destrucción. En "Marea Roja" era el comandante de un submario nuclear el que pretendía hacer volar los misiles de la nave, teniendo que enfrentarse a un motín dirigido por Denzel Washington que ante la poca fiabilidad de las órdenes recibidas y analizando las catastróficas consecuencias que podría tener dicha acción, se rebelaba contra su superior.
Jamás el apretar un botón tuvo tanta repercusión para las vidas de miles de millones de seres humanos, y la potestad de hacerlo la tuvieron durante muchos años solo dos hombres, dos únicos hombres: el secretario general del PCUS y el presidente de los USA.
Como siempre, los videojuegos han tratado este aspecto en juegos de gestión "presidencial" para ambos bandos de la guerra fría. El más conocido es Shadow President. El juego de DC True publicado en 1993 para PC es un simulador político en el que nos pondremos en la piel del presidente de los USA en los ultimos coletazos de la guerra fría, con una URSS a un paso de ser historia y Saddam Hussein opositando para aparecer en la misma con letras de sangre y petroleo. Nuestros consejeros querrán llevarnos por buen camino e intentarán disuadirnos de que lancemos un ataque atómico contra San Marino, lo cual por cierto causará la condena de toda la comunidad internacional, vete tú a saber por qué razón.
El objetivo de este juego era dirigir la nación más poderosa del planeta tratando de que nuestras decisiones no nos llevaran al asesinato, el impeachment o la derrota en las siguientes elecciones. Para ello contábamos con un puñado de asesores en distintas áreas de gobierno: energía, defensa, etc y la inestimable ayuda del CIA World Factbook. A decir verdad lo más divertido era comenzar a invadir paises y lanzar
misiles contra los países que peor nos caían. Ya solo por eso merecía la pena dedicarle unos minutos. Además podíamos encargar asesinatos selectivos, dar armas a los rebeldes, promover golpes de estado, ofrecer ayuda militar a nuestros aliados y luego otras cosas más aburridas como promover derechos humanos, regular el comercio y chorradas varias.
Tres años después apareció en el mercado, con gráficos renovados, una continuación de desconcertante nombre: Cyberjudas, en el cual la interfaz se simplifica y se pierde el encanto de los píxeles que presentaba su antecesor, siendo sustituido por esos gráficos renderizados de los que tanto se abusó en los 90. Es un título tan desconocido que si se busca en Youtube, lo primero que aparece es un vídeo de nuestro siguiente título...
Al otro lado del telón de acero tenemos Crisis in the Kremlin, del año 1991, juego de la compañía Sphere Inc y desconocido para mí, que descubrí por casualidad clasificando mi colección de juegos clásicos de MSDOS. La jugabilidad difiere bastante de Shadow President aunque la premisa es la misma: manejar los designios del país, en el canto del cisne de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Al comienzo del juego podemos elegir entre un reformista (Gorbachev), un nacionalista (Yeltsin) y un miembro de la linea dura del partido como Brezhnev, más comunista que los Boy Scout. Las opciones son pocas, no tienen la complejidad de Shadow President pero la gracia reside en poder manejar la superpotencia comunista, algo que creo es más o menos nuevo. y que tiene su punto. La realidad nos pedirá tomar medidas excepcionales que, sin embargo, no podremos tomar de buenas a primeras porque el Politburó nos echará a patadas. En mi primera partida me hicieron una moción de censura y entre las opciones que me dieron para tratar de sortearla, elegi confiar en el pueblo al que tantas libertades había dado para que anularan mi destitución. No movieron ni un dedo los muy cabrones.
Una vez seleccionemos nuestro alter ego presidencial, comenzaremos nuestro diario en el Kremlin y recibiremos la bienvenida por parte del gobierno. Nos veremos entonces ante un mapamundi centrado en nuestros dominios en el que se irán sucediendo noticias que podremos conocer en boletines de la GNN y la BBS. Tendremos un Télex con información reservada sobre la situacion en nuestro país y diversos mensajes a los que deberemos dar respuesta en el apartado "Crisis" del interfaz gráfico.
Cuando surja un problema puntual podremos elegir una posible solución entre una lista de opciones.
Otros apartados son el de Budget, donde podremos asignar recursos a distintas áreas del gobierno y Policies, que modificarán nuestras politicas de libertad de prensa, defensa, etc. Al principio puede que nos veamos tentados de cambiar radicalmente nuestro gobierno e introducir el libre mercado, la libertad de expresión y el uso del tanga obligatorio, todo a la vez. De hacerlo, el Soviet Supremo nos retirará del cargo y nos regalará un bonito retiro en Siberia. Lo mejor será al principio no tocar nada de forma significativa, especialmente el dinero dirigido a los políticos, porque entonces nos darán la patada en el acto, como en la vida real.
Distintos eventos históricos se irán sucediendo durante la partida, como la tragedia de Chernobyl o el tratado START de reducción de armas nucleares, el nacionalismo ruso de Yeltsin o un terremoto en Armenia para el cual pedí dinero a los americanos y estos me dijeron que nanai. Deberemos responder a estos hechos de la forma más apropiada posible. Y más nos vale hacerlo bien pues el objetivo del juego es durar el mayor tiempo posible en el trono rojo de Rusia. Hay que señalar que el juego poco menos que nos obliga a desmantelar la URSS siendo casi imposible mantenerla unida pasada determinada fecha, por lo cual recibió varias críticas. En cualquier caso, hoy ya no se hacen juegos tan educativos como estos. Y es una pena.
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