A veces la vida te sorprende de formas que no creerías: descubres que el nuevo novio de tu ex es un amigo al que no habías visto desde hacía décadas, te toca un viaje a Nueva York justo cuando estás a punto de entrar en prisión o, como me ocurrió a mi ayer, trasteando en la lista de juegos antiguos para MS-DOS con los que suelo pasar la tarde, descubres este: Battle on the Black Sea.
Desarrollado en 1992 por el ruso Bashurov V., alias Bady, se trata de una nueva adaptación a ordenadores del casi prehistórico juego de los barquitos. Para aquellos que hayan nacido con los Teletubbies correteando por la tele, dicho juego solía practicarse en las clases más aburridas de la E.G.B. con la única ayuda de un pedazo de papel, un lápiz y un compañero. Cada uno dibujaba una cuadrícula y colocaba en ella un determinado número de barcos de distintos tamaños. Imagino que existen ciertas reglas respecto al tamaño de los mismos pero en mi caso solía crear megadestructores, superportaaviones y cuarenta mil submarinos de bolsillo más dificiles de hundir.
Un jugador "cantaba" la casilla del enemigo donde pensaba que podía encontrarse una embarcación y en caso de no acertar, el turno pasaba al otro jugador. Puede parecer un juego muy chorra pero este y el ahorcado salvaron a más de uno de una depresión por aburrimiento extremo.
En el videojuego que nos ocupa, todo esto está muy bien representado, jugando eso si contra la máquina. Primero deberemos colocar nuestros barcos y luego, de forma bastante dinámica, moviendo un puntero en forma de mirilla de periscopio, deberemos elegir la casilla del enemigo y disparar, lo cual añade bastante velocidad a la acción.
Pero si hablo de este juego en esta sección es porque lo sorprendente llega cuando ves que el juego está
planteado como la lucha entre dos bandos, que son ni más ni menos que ¡Ucrania y Rusia! (aunque nosotros únicamente podremos jugar con los hijos de Putin) Si habéis estado atentos a las noticias del mundo más allá de los polígonos redondeados, sabréis que actualmente existe un contencioso entre ambos países que amenaza con resucitar la guerra fría, si es que alguna vez esta murió, con riesgo de invasiones, anexiones de territorio, escalada armamentística, etc.
¿Y qué sabían en el 92 de lo que pasaría hoy? Nada, sin embargo lo que ocurre en la actualidad viene de lejos. Resulta que apenas unos meses antes de que se desarrollara el juego, el parlamento de Ucrania había aprobado el acta de independencia de la Unión Soviética, que estaba desmoronándose a toda velocidad, lo cual provocó bastante resquemor entre los rusos, teniendo en cuenta la historia común de ambas naciones, como el "regalo" de la península de Crimea a Ucrania a mediados del siglo XX. Imagino que el tal Bady, quiso reflejar la tensión que se vivía, si no a nivel gubernamental, sí a nivel de calle, de una forma simpática y divertida.
El paso del tiempo sin embargo nos deja una amarga lección. Han pasado 22 años desde la publicación de este juego y las hostilidades parece que vayan a pasar de la pantalla a la vida real, del pixel a la pólvora. Está claro que el ser humano nunca aprenderá nada.
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