lunes, 11 de noviembre de 2019

Call of Duty: Modern Warfare 2019

O bien podría haberse llamado "Call of Duty: Gafapasta Edition". Por primera vez en la historia voy a hablar de un juego sin haberlo probado. He visto, eso sí, un gameplay de su modo historia, lo cual me legitima para hablar de ella. La jugabilidad parece ser la misma desde el COD primigenio de hace 20 años, así que es a prueba de bombas. Del multijugador no comentaré nada porque seguro que está lleno de camperos que no tienen otra cosa que hacer que tumbarse en su balcón mientras ven a través de su mira telescópica cómo los demás se divierten y hacen su vida como personas decentes.

Desconocía que se iba a lanzar un reboot de la saga, tras la remasterización de Modern Warfare que venía con alguna de las modernas y olvidables entregas para obligarte a que te la compraras. Cuando vi el trailer con el terrorífico doblaje al español, pensé que iban a volver a sacar pasta a los fans con lo mismo, aunque bueno esa es la base de los COD y los FIFA y mal no les va. Pero resulta que no, que nos encontramos ante una modernización de la historia.

¿Y cómo se hace eso? Reescribiendo el pasado, cuando no borrándolo directamente, y añadiendo unas pinceladas de la ideología de moda. A partir de aquí, espero que perdonéis la imprecisión de algunos detalles pero es que vi el gameplay mientras hacía otras cosas.

Resulta que soldados americanos, en una operación de la CIA, asaltan un depósito que guarda gas venenoso que van a vender unos rusos. Obviamente, se encuentran con soldados rusos y les dan para el pelo. ¿Por qué se meten con una potencia nuclear por unos barriles de gas, algo que tiene todo cristo? A saber. El caso es que cuando se hacen con él, son atacados por terroristas que les roban el mortal cargamento.

Es aquí donde aparece el Capitán Price, que tiene una bandera del Reino Unido en el pecho todo el rato pero por alguna razón sigue las órdenes de una agente de la CIA sacada de Homeland. Junto a un soldado que participó en el asalto al almacén y que recuerda físicamente a Alex Mason, tendrán que seguir la pista al gas y los terroristas que lo robaron. Además, un ex-policía inglés se une al equipo de una forma totalmente infantil, como todo lo que rodea a la narrativa y el mensaje de esta campaña. 

La acción se trasladará a una, parece, musulmana exrepública soviética o a una provincia rebelde de Rusia. Pongamos que Chechenia, aunque en el juego le dan otro nombre terminado en "istán", obviamente. Allí, los americanos, o la coalición internacional, tanto da, se reúnen con los "luchadores por la libertad", que les ayudarán a acabar con Al-Qatala, una copia tan simplona de Al Qaeda que me hace bostezar. Tras recrear hechos reales como el asedio a la embajada americana en Libia, que vimos en la gran pantalla en la película "13 horas, los soldados secretos de Benghasi" o la captura de Bin Laden, resultará que los "rebeldes" no eran tan buenos, sino parte de los terroristas. Eso sí, los daños infligidos a Occidente por estos son, por parte de unos, circunstanciales en su lucha contra Rusia, y por parte de otros, piezas de un plan absurdo y simplón para enfrentar a los eslavos contra Occidente.

En el mundo Modern Warfare no existieron Irak ni Siria, apenas se ven menciones a los Estados Unidos. Rusia es el malvado opresor de las minorías musulmanas. Ya no existen marines americanos en grandes operaciones militares, la acción política a alto nivel se ve desdibujada. Hay una coalición de países que no se definen y que se alían a tribus contra el único estado permanentemente nombrado. Todo ocurre en los bajos fondos, en escenarios repletos de miseria... El modo historia está repleto de refugiados, daños colaterales, víctimas inocentes, limpieza étnica y demás mimbres que conformarían una pretenciosa obra de arte y ensayo, pero que con un título como COD no tiene sentido. Es como hacer un FIFA con los comentarios de Jorge Valdano sobre la metafísica y la revolución obrera, enfocándole en un primer plano con algunas partes de toque al balón. 

No encontraremos un solo momento memorable, ni una sola fase que quede en el recuerdo como la de Chernobyl, a la que se hace mención en un epílogo que sabe a prólogo, o la de No Russian. Para ser un juego de "personajes", estos nos dan totalmente igual. Sus motivaciones son ad hoc, no tienen vida propia, son irreales. Su personalidad es más plana que un personaje del Paper Mario y su muerte nos hubiera importado un pimiento quedando muy lejos de la conmoción que sufrimos todos cuando Ghost fue asesinado.

Tras los créditos, ¡descubrimos que nos encontramos ante una precuela - remake! Eso es lo que más impacta de esta entrega, lo cual dice muy poco de la misma.

En el aspecto técnico, eso sí, luce muy bien y pese al espantoso doblaje (la que pone voz a la agente de la CIA seguro que grabó sus líneas cinco minutos antes de irse a dormir, algo que Los Simpsons ya predijeron) El motor gráfico parece nuevo y se acerca al fotorrealismo aunque en gran parte de los niveles me parece nefasto el tono cromático escogido. Donde patina la técnica es en el modelado de los personajes. En sí están muy bien, el problema es cuando se mueven, momento en el que nos asomamos al valle inquietante hasta estar cerca de caer en él, con un Capitán Price que parece un hamster de carrillos hinchados con ojos de psicópata.

En definitiva, una entrega muy NWO que solo servirá para alimentar las llamas del Internet menos "progresista" pero que supone una involución en cuanto a espectacularidad.  



Alguien se comió mis nueces

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