Nuclear Throne, probablemente el mejor
juego de 2015, es un arcade en dos dimensiones con perspectiva cenital
desarrollado por la compañía independiente Vlambeer y publicado en Playstation
4, Mac y Microsoft Windows, después de dos años en el Early Access de Steam.
Nuestro objetivo es sencillo: controlando uno de los cuatro mutantes que
podremos seleccionar de inicio, tendremos que acabar con todos los enemigos en
los distintos niveles, generados aleatoriamente en cada partida y agrupados en
siete áreas distintas, que nos separan del "Trono Nuclear".
Hasta aquí, podríamos estar hablando de uno
de los centenares de juegos independientes que son publicados en Steam cada año
y que languidecen en la estanterías virtuales de Valve. Pero no es el caso
porque si lo pruebas te verás incapaz de dejarlo por mucho que la muerte se
cebe en ti y la frustración por ser derrotado una y otra vez se apodere de tu
ser hasta el punto de querer arrojar el mando contra la televisión o el monitor
de turno. Así que, ¿qué hace grande a este juego?
Es difícil saberlo, de lo contrario la
fórmula sería replicada ad aeternum y tendríamos toda una pléyade mensual de
grandes éxitos. Sin embargo, sí que puedo dar algunas pinceladas de lo que, en
mi humilde opinión, creo que son sus mejores características.
Lo primero de todo, es un juego rápido, muy
rápido, tanto en su planteamiento como en su desarrollo. Las partidas están
diseñadas para ser cortas, menos de una hora, y la acción en cada uno de los
niveles es frenética. Esto hace que, aunque con más frecuencia de la que deseamos,
mordamos el polvo ante una bala mal esquivada, queramos jugar una partida más
cada vez que el cartel de Game Over se cuelgue en nuestra pantalla. Y sin
embargo, como cualquier avance que consigamos durante
una partida se perderá al
morir, no nos supondrá ningún esfuerzo abandonar el teclado si el deber, u otra
actividad más atractiva, nos llama.
Sí, durante los distintos mapas que
tendremos que superar, al acabar con los enemigos, que van desde escorpiones
hasta buitres fuertemente armados, estos dejarán tras de sí un puñado de
billetes. Al alcanzar una determinada cantidad de los mismos, subiremos de
nivel, y al pasar de fase podremos seleccionar una mutación que nos otorgará
una nueva habilidad: desde aumentar nuestra salud a hacer que las balas vayan
más lentas.
Otra de las características más destacadas
es la posibilidad de desbloquear nuevos personajes, armas y complementos para
ellos lo que lo hace altamente rejugable. No podrás parar hasta ver completo el
plantel de personajes. Por ello, al contrario que en otros juegos, alcanzar el
final del mismo no significará el final de nuestro interés por él. Existe
además la posibilidad de jugar en cooperativo con un amigo, pero solo de manera
local. En cualquier caso, la diversión está asegurada. Un juego, en definitiva,
muy recomendable para todo aquel que solo disponga de unos minutos para
desestresarse después de una dura jornada de trabajo.
Cuando los veganos tomen el control
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