Los juegos sencillos son siempre los más divertidos. Con la complejidad de las simulaciones se obtiene otra clase de satisfacción, como el haber aprendido algo, a dominar las reglas del juego aunque sea. Por ello, buscando por gog.com, decidí darle una oportunidad a un titulo indie, pues tenia ganas de pasarlo bien un rato sin muchas complicaciones. Y de entre todos los títulos que pueblan las estanterías virtuales de la tienda de juegos alternativa a Steam, elegí Steamworld Dig, un titulo que auna dos de mis grandes pasiones: los robots y el salvaje oeste.
De western no tiene mucho, las cosas como son: apenas el subtitulo del juego: "A fistful of dirt", homenaje a "Por un puñado de dólares" y la ambientacion del poblado en el que comenzaremos la aventura y al que arribará Rusty, sobrino de un viejo minero que ha muerto recientemente en el pueblo de Tumbleton.
Nada más llegar al lugar, nos encontramos con sus escasos habitantes: Lola, madame del saloon local, cuya función es la de dar algo de vida al ambiente; Dorothy, que nos comprará las piedras preciosas y minerals que vayamos consiguiendo en la mina y su padre, Cranky, que nos venderá mejoras para nuestro personaje. Posteriormente se irán uniendo más vendedores con mejor objetos para nuestro inventario.
El objetivo del juego es llegar a excavar lo más abajo posible de la mina, mientras vamos recogiendo minerales y consiguiendo mejoras que nuestro tío dejó para nosotros. Cuando hayamos llenado nuestra bolsa con las piedras conseguidas, podremos venderlas e ir subiendo de nivel con ello, lo cual desbloqueará nuevas mejoras.
A veces tendremos que acabar o esquivar a distintos enemigos, teniendo en cuenta la cantidad de luz que nos queda, y sin la cual no veremos nada en las profundidades. Tendremos que tener cuidado también con la distribución de las galerías que vayamos excavando, pues podría darse el caso de que abriéramos un camino que luego no pudiéramos remontar para volver a la superficie. Por suerte en determinados puntos
encontraremos teletransportadores al pueblo, que nos servirán de atajo. Además podremos comprar uno en la tienda y por si esto fuera poco, nuestro robot puede deslizarse por las paredes y saltar apoyado en ellas, lo cual nos permitirá sortear diversos obstáculos. Por ello, es muy difícil quedar atrapado sin remedio. En ese caso, siempre podremos autodestruirnos y comenzar desde el último punto de guardado.
El juego es muy corto. A mi me duró cuatro horas y media, tratando de conseguir todas las mejoras y objetos posibles. Además es muy fácil, los enemigos no supondrán ningún problema, los escasos puzles son demasiado simples y avanzar no es nada complicado.
Sin embargo, no puedo dejar de recomendároslo, pues a mi personalmente me relaja mucho. Además, avanzar para ver qué había más abajo, me enganchó sobremanera, sobre todo tras ver cierta escena en una de las cuevas, con cierto juego de Valve como protagonista...
El juego está traducido al español y es totalmente compatible con un pad de control. Sus graficos cartoon y sus melodías con toques a lo Morricone acompaña a la perfección a la narración. Eso sí, no le perdono su final... a menos que vaya a haber una continuación.
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