lunes, 20 de mayo de 2013

El mundo de las Maquinitas

Como gran parte de los miembros de mi generación, la primera experiencia que tuve en el mundo de los videojuegos vino de mano de las Hand Helds, o mejor dicho: las maquinitas, que por algo éramos niños españoles de la E.G.B. Eran estas las precursoras de las actuales consolas portátiles como PS Vita o 3DS, aunque con una tecnología infinitamente más primitiva. Aún así, no se yo cual de ambas generaciones entretiene más...

Las maquinitas eran sistemas portables de entretenimiento electrónico que contaban (en principio) con un solo juego de mecánica aplastantemente sencilla y que al llegar al final de su ciclo vital adaptaron títulos más convencionales como Super Mario o Megaman para tratar de sobrevivir al empuje arrollador de los gráficos de verdad en lugar de muñegotes negros y sonido mono en lugar de pitidos arrítmicos. Consistían en un aparato, normalmente del tamaño de una tarjeta de crédito, con una pantalla LCD y botones ad hoc según el título en cuestión.

La primera que cayó en mis manos fue una de fútbol. No recuerdo cómo se llamaba, muy posiblemente "Fútbol" a secas (eran otros tiempos) pero controlábamos un portero que tenia que desplazarse a izquierda y derecha de su portería para evitar que los balones que nos lanzaban entraran en ella. Recuerdo que al segundo día el botón izquierdo dejó de funcionar tras una sesión intensiva de juego. Solo podía mover mi portero a la derecha y claro, así no había manera. Sin embargo, no se por qué impulso primario seguí intentando jugar durante semanas con la esperanza de que finalmente el problema se arreglara solo (el servicio técnico de hand helds era, siendo optimistas, inexistente)

Finalmente, como en una película de sobremesa, el milagro se hizo y un día, el portero se movió a la izquierda, solo una vez, pero aquello me espoleó para seguir adelante hasta que "logré" que el botón izquierdo volviera a funcionar correctamente. Aquella maquinita captó toda mi atención durante meses hasta que vi en el patio del colegio a un chaval con una maquinita de "doble cara" de un juego en el que manejábamos a un personaje a lo largo de una inmensa mina. Al instante quise una. Fui a la juguetería del barrio y el dueño me dijo que no vendían esa clase de maquinas porque se solían romper con facilidad por la juntas de ambas pantallas. Me ofreció un amplio catalogo de maquinitas que tenia en su almacén, pero ya no me interesaban.

Poco después llego la mañana de Reyes y entre juegos de mesa y coches de Scalextric se alzaba majestuosa la maquinita mas impresionante que había visto jamás: una microcabina similar a la de Super Cobra, con una pantalla enorme, joystick y un par de botones, simulando una máquina recreativa, uno para disparar y otro para lanzar bombas en un juego de naves con gráficos simplones pero con un sonido brutal y divertido como él solo. El cacharro se alimentaba de pilas normales en lugar de las típicas pilas de botón, las cuales todo el mundo conoce a alguien que se ha comido una. Pese a su considerable tamaño y peso me la llevaba a todas partes, la enseñaba a los amigos y presumía ante los desconocidos; hasta el infausto momento en que se me rompió el joystick. Se partió por la mitad en un lance de la partida y me quedé con la parte superior de la palanca en la mano y con una cara de tonto de la que no tardó en brotar una solitaria pero sentida lágrima.


No había manera de jugar con lo poco que quedaba de joystick. La maldición de los controles caía sobre mi de nuevo. Sin embargo, como en la anterior ocasión, no me rendí. Estuve un par de días pensando hasta que
 di con una solución, primitiva pero funcional: un tornillo o un clavo largo. Si, ahora se podrían hacer mil cosas pero con 7 años no daba para más,. Según constante, si introducía el clavo en el agujero que había dejado al descubierto la rotura del joystick podía controlar la nave (y de paso aprender de donde venían los niños) Debía tener cuidado pues si hacia movimientos bruscos el clavo se salía, y al final de la partida la mano olia a metal pero al menos podía continuar disfrutando de la maquina. Antes de que pudiera mejorar el diseño de mi improvisado control, pues el tacto del tornillo no es particularmente agradable, la maquina se cayó de la estantería donde solía colocarla cuando no la usaba.

Fue una tragedia y mi penúltima experiencia con estos sistemas de entretenimiento pues algunos años después fue a parar a mis manos un remedo de consola portátil y hand held, una invención que consistía en una especie de mando con un botón fijo, al que se le podían acoplar hasta seis pantallas, cada una representando a un juego distinto, pero bastante similares entre si en cuanto a mecánica. No le presté demasiada atención porque poco después las consolas eclosionaron y se lo llevaron todo por delante. 

Las maquinitas simplemente no podían competir. Sin embargo su legado ha sobrevivido a manos de coleccionistas y nostálgicos y también mediante la emulación, como en la pagina:  http://www.pica-pic.com/ donde podréis encontrar varias hand helds emuladas: desde Donkey Kong Jr. a The Terminator. Para el que quiera un listado completo de las maquinitas que salieron al mercado, le recomiendo la web: http://handheldempire.com/ donde podrán encontrar información de todas y cada una de ellas. Además en Pixfans, tenéis un artículo estupendo sobre las Game & Watch de Nintendo que os recomiendo: http://www.pixfans.com/game-watch-las-maquinitas-de-nintendo/

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