sábado, 2 de marzo de 2013

Recuerdos del 96

Recuerdo el frío, la sombra de unos copos de nieve amenazando con caer sobre la ciudad; recuerdo el viento que creaba remolinos amenazadores en los que las hojas que giraban sin cesar parecían afiladas cuchillas de metal. Recuerdo el griterío de mis compañeros retumbando por los pasillos en cuanto el timbre de las clases marcó el final de las mismas. Recuerdo las calles adyacentes al instituto poblarse de fumetas, deportistas, alternativos, empollones, todos hablando de lo mismo, con la Playstation en la boca (bueno los empollones también hablaban de asuntos más académicos)

La recuerdo dirigiéndose al grupo que formaba con mis colegas del bloque, tan rubia, alegre, simpática, encantadora, la más popular entre todas las chicas populares y además se acercaba a mi. Recuerdo que durante todo el año había ido tras ella, engatusando a sus amigas, enviándole mensajes y, lo reconozco, pagándole alguna Fanta con la que acompañaba el ron que se solia tomar cuando salia.

Recuerdo que interrumpí la charla sobre quién era el mejor miembro de S.T.A.R.S. para saludarla y entablé una conversación con ella que congeló el tiempo para luego acelerarlo cuando me abrió la puerta para que la invitara a salir.

Recuerdo que no recordaba el frío, ni las placas de hielo en las que se habían convertido los innumerables charcos de la calzada por donde corría de vuelta a casa, hasta que pisé una y esta rechazó el contacto con mi pie de forma tan violenta que mi pierna salió disparada hacia el cielo arrastrando mi cuerpo tras ella.

Una pierna me rompí y reposo me mandaron. Durante un par de semanas no podría moverme de la cama y yo había quedado con ella ese mismo fin de semana. Todos mis esfuerzos para nada. Estaba abatido. ¿Quién me decía que mientras yo estuviera fuera de juego otro no podría intentar usurpar mi lugar y quedarse con la chica obligándome a buscar a otra en otro castillo? Durante un par de días no quise saber nada del mundo exterior, hasta que un compasivo amigo se pasó por casa para alegrarme la vida con una caja, y dentro de la caja un CD, y en el CD un juego, EL juego y protagonizandolo dos poderosas razones para olvidar mi situación encarnadas en una mujer: Lara Croft.

Perdí mi cita con la rubia pero inicié una larga relación con una morena, poligonal, si, pero al menos no tengo que invitarla a Fantas.*

*Iba a presentar este texto a un concurso en el que pedían recordar qué hacías el año en que salió el primer Tomb Raider. Por su extensión lo tuve que desechar. Me imagino que de todas formas no hubiera ganado nada. Lo más gracioso de todo es que nunca me ha gustado ese juego.





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