Aunque existen representaciones pictóricas para adultos del icono de Nintendo, no voy a hablar de ello hoy. La primera vez que vi a Super Mario, fue en el programa vespertino de Antena 3 "La Merienda", cuando la programación infantil no estaba copada por adolescentes salidorras semidesnudas, carne de rehabilitación temprana. Recuerdo que era muy joven porque me fijé más en el juego que en las rubias presentadoras, que siempre pensé que eran hermanas y que estoy seguro que ni siquiera llegaron a aspirar el humo de los canutos de sus rebeldes novios.
Hasta ese momento, los psicodélicos y algo etéreos gráficos de los juegos de mi MSX habían protagonizado mis momentos de ocio electrónico. Ver al pequeño fontanero saltar en un escenario completamente detallado, a una velocidad endiablada, fue toda una revelación y en el marcador celestial alguien apuntó un miembro más a la generación Nintendo.
Siempre se dijo que los gráficos de la NES no eran tan buenos como los de Master System, mucho más coloridos, pero acostumbrado al monocromo como estaba, el reino champiñón me pareció una obra de arte. Años más tarde adquirí una Super Nintendo con Super Mario World, el culmen de los juegos de plataformas. Dediqué meses enteros a recorrer sus mas de 90 niveles de cabo a rabo, pudiendo llegar a terminarme el juego con los ojos cerrados. Luego llegarían los Marios en tres dimensiones, pero no era lo mismo.
Por fortuna para los amantes de los saltos milimétricos y la concentración extrema, la "comunidad", eufemismo de frikazos con mucho tiempo libre y obsesión por cosas inútiles, continuó desarrollando sus propias modificaciones de la obra maestra de Shigeru Miyamoto. En los últimos tiempos han aparecido tantas versiones distintas como seguidores del italiano hay. Unas mejores que otras, muchas endiabladamente complicadas, pero todas adictivas. Pero como nada es perfecto, siempre había algo que hacía que no me enganchara a ellas: unas necesitaban el emulador de SuperNes, en otras el control era deficiente, el diseño de niveles era pobre... hasta que un día me topé con Super Mario Bros X
Si no es la versión definitiva de Mario realizada por aficionados, se le acerca mucho. Posibilidad de jugar en modo cooperativo con un amigo, la elección de 5 personajes (entre los que se encuentra Link de The Legend of Zelda) que hace la experiencia de juego ligeramente distinta, los 50 niveles en la aventura que viene por defecto, la posibilidad de incorporar más aventuras y un modo batalla al estilo Super Smash Bros, son sus bazas, aunque lo mejor es un completo editor de niveles con el que podremos crear nuestra propia versión desde cero de una forma sencilla y rápida.
Si, es porno gratuito, pero ya me conoceis.
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